Inspiración para los desafíos de hoy.
En la Biblia hay numerosos relatos de curaciones de enfermedades, discapacidades, personas sin hogar, carencias económicas, problemas mentales y mucho más. Jesús realizaba curaciones en el acto, sin dudar ni preocuparse de que no fuera posible.
La oración para curar es
parte de nuestra misión
Jesús ordenó a sus discípulos: "Curad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia". (Mateo 10:8) Este mandato no se ha disipado con el tiempo. Él dijo claramente: "Estas señales seguirán a los que creen; ..." (Marcos 16:17)
Cuando estás orando o leyendo historias bíblicas, puedes tener un momento de "¡ajá!", y sentir claridad o paz, luz, o una sensación repentina como si un rayo hubiera caído sobre tu pensamiento.
Todos somos dignos de ser sanados, y cualquier pensamiento de inadecuación, duda o miedo puede simplemente desvanecerse. Es tan natural que puede que ni siquiera te des cuenta de cuándo se produce la curación.
Toma consciencia por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales —ni están en la materia ni son de ella— y el cuerpo entonces no proferirá ninguna queja.
Puesto que has sido creado a la imagen y semejanza de Dios, eso significa que existes – perfecto – a Su imagen, ahora mismo. Entonces, ¿dónde tiene lugar la curación? En tu pensamiento. Una vez que te das cuenta de esta verdad puedes ser sanado inmediatamente, sin esperas.
Jesús no se alarmó por el contagio. No pidió medicina o cirugía para ayudar a un paciente. Su relación con Dios, y su comprensión del poder de Dios para sanar, le permitían curar cualquier dolencia o problema.
Cuando el Cristo cambia una creencia de pecado o de enfermedad en una creencia mejor, entonces la creencia se disuelve en comprensión espiritual, y el pecado, la enfermedad y la muerte desaparecen.
Ejemplos de relatos bíblicos de curación
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